Los desafíos y problemas a los que se enfrenta la humanidad actualmente exigen algo más que conocimiento académico y habilidades técnicas, por eso, la empatía, la inteligencia emocional, la capacidad de comunicación y especialmente la creatividad… son fundamentales en la búsqueda de respuestas y soluciones sostenibles.
La creatividad es el motor del cambio. Es la herramienta más poderosa del ser humano para buscar soluciones originales y establecer conexiones de ideas nunca antes planteadas. Y además, es una capacidad inherente, es decir, todos somos creativos, pero se debe ejercitar y desarrollar.
Las artes, ya sea por apreciación o por creación, tienen un enorme potencial para desarrollar la inteligencia emocional y la creatividad. En el Centro Botín queremos desarrollar la creatividad de nuestros visitantes a través de las artes ya que nuestras investigaciones confirman que la capacidad creativa de las personas aumenta de forma exponencial cuanto más contacto tienen con las artes.
Nuestra línea de trabajo se fundamenta en el trinomio: artes, emociones y creatividad. Investigamos cómo las artes generan emociones que gestionadas adecuadamente potencian la capacidad creativa del ser humano. Los resultados de esta investigación los aplicamos en la programación cultural del Centro Botín y en los cursos, talleres y actividades específicos para potenciar la creatividad.
La Fundación Botín lleva desde 2012 investigando la relación entre las artes, las emociones y la creatividad. Fruto de esta investigación han visto la luz tres publicaciones, dos encuentros internacionales y el programa de desarrollo de la creatividad que cada año diseña el Centro Botín y ofrece a sus visitantes.
La investigación junto al Centro de Inteligencia Emocional de la universidad de Yale se inició con el objetivo de generar un modelo teórico que explicase el papel de las emociones en el proceso creativo y cómo las artes contribuyen al desarrollo de la creatividad. Todo ese conocimiento se aplica en la programación anual del Centro Botín.
Aspiramos a convertirnos en un lugar de referencia para expertos de todo el mundo en el ámbito de las artes, las emociones y la creatividad, con un programa propio, pionero e innovador, en el contexto de los centros de arte para el desarrollo de la creatividad de todos los públicos. Aquí puedes acceder a las presentaciones, entrevistas y resúmenes del Primer y Segundo Encuentro Internacional.
Si quieres saber más sobre la creatividad, el papel que tienen las emociones en el proceso creativo y cómo las artes son la mejor herramienta para potenciar la capacidad creativa, hemos preparado un resumen que da respuesta a las preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez al entrar en contacto con este fascinante mundo de la creatividad.
La creatividad es la capacidad innata del ser humano para inventar o crear, ya sean objetos, productos, ideas o representaciones, originales y útiles (Corazza 2016).
La creatividad es el motor básico del cambio ya que es la herramienta para trabajar los problemas desde distintos enfoques, para buscar soluciones nuevas a problemas conocidos y para establecer conexiones de ideas nunca antes planteadas.
Tanto es así, que el Foro Económico Mundial marca las 10 competencias que los profesionales necesitarán para enfrentarse a los retos laborales del futuro. En 2015 la creatividad estaba en el puesto número 10, en 2020 ascendió al puesto 3 y en 2025 las 5 primeras habilidades están relacionadas con la creatividad.
Si todos los seres humanos tenemos la capacidad de crear, todos somos creativos, a pesar de que popularmente se suela asociar la creatividad a una cualidad presente exclusivamente en niños, artistas o científicos. Es cierto que cuando somos niños tenemos la creatividad más despierta y somos capaces de imaginar y desarrollar ideas fuera de lo común, pero entonces ¿por qué a los adultos nos cuesta tanto ser creativos? Por varias razones: el miedo a sentirnos juzgados por nuestras ideas, a no encajar en el estilo de pensamiento lógico-analítico imperante, y, sobre todo, por la falta de confianza en nuestra creatividad poco trabajada.
Los desafíos y problemas a los que se enfrenta la humanidad actualmente exigen algo más que conocimiento académico y habilidades técnicas, por eso, la empatía, la inteligencia emocional, la capacidad de comunicación y especialmente la creatividad…son fundamentales en la búsqueda de soluciones y respuestas sostenibles.
Las personas más creativas poseen una serie de características de personalidad que las distinguen de las demás: son personas dispuestas a vivir nuevas experiencias, curiosas y poco convencionales (Feist, 1999; Ivcevic, 2007; Ivcevic y Mayer, HD 2009; King, Walter y Broyles,1996; MacCrae,1987). La creatividad es aplicable en todas las facetas de la vida, en el mundo profesional y en el personal, y abarca un amplio espectro de talentos y habilidades. El modelo de las cuatro C (Beghetto y Kaufman, 2007; Kaufam y Beghetto, 2009) plantea que hay cuatro categorías de creatividad.
La primera de estas categorías es la creatividad mini-c. La creatividad de la infancia, aquella que quizás menos se valora o alaba, pero representan el tipo de imaginación e intuición personal.
La creatividad little- c o creatividad cotidiana son los productos, las ideas, los inventos o las creaciones que, si bien los realizamos para uno mismo, pueden llegar a impactar e influir en nuestro círculo social más cercano y, sobre todo, nos ayuda a solucionar los problemas cotidianos.
La creatividad pro-c o de los creadores es la creatividad a nivel profesional. Hace referencia al producto creativo generado en torno a la disciplina de trabajo o estudio, por muy modesta que pueda ser la aportación.
Por último, la creatividad big-c o eminente es aquella que da un vuelco a un campo de trabajo determinado o incluso a la cultura en general, dando como resultado un legado duradero a través del tiempo y las generaciones. Este tipo de creatividad es la que asociamos a los grandes genios de la Historia.
Este modelo demuestra cómo todos los seres humanos tenemos la capacidad de ser creativos y cómo la creatividad no es sólo cosa de genios.
A pesar de que, como hemos dicho anteriormente, todos los seres humanos son creativos, aplicar la creatividad es una elección. A la hora de decidir cómo abordar un problema, todos, consciente o inconscientemente, tomamos la decisión de repetir el camino conocido o iniciar un camino nuevo y explorar los beneficios del cambio y la originalidad, asumiendo, a su vez, los riesgos asociados a ello. Durante el proceso creativo las emociones que nos acompañan pueden beneficiarnos o perjudicarnos, por eso es importante saber identificar las emociones, gestionarlas y trabajarlas como herramientas del propio proceso creativo.
Existen varios pasos comunes en el proceso de creación (Amabile, 1996; Wallas, 1926). Lo primero es identificar un problema o algo que se quiera cambiar, recabar información, generación de ideas o soluciones, buscar los recursos necesarios para ejecutarlo, evaluar el resultado y decidir si la solución es la más adecuada o se debe volver a replantear el problema. No se trata de un proceso lineal y programado, sino que cada uno llevará a cabo su propio proceso, pero éste debe fundamentarse, siempre, en el cambio y la experimentación.
El Centro Botín colabora con el Centro de Inteligencia Emocional de la universidad de Yale desde 2012 con el objetivo de generar un modelo teórico que explique el papel de las emociones en el proceso creativo y cómo las artes contribuyen al desarrollo de la creatividad. Todo ese conocimiento se aplica en la programación del Centro Botín. La programación está pensada para todos los públicos: adultos, familias, jóvenes, niños y bebés y gira en torno a seis artes: arte, música, literatura, cine, danza y teatro. Las artes generan emociones que, gestionadas adecuadamente, nos ayudan a potenciar el desarrollo de la creatividad cotidiana y profesional de los asistentes. A lo largo del año, cada tipo de público tiene a su disposición actividades de cada una de las artes en distintos niveles de profundidad y exigencia.
Además, hemos creado, implementado y evaluado en colaboración con la universidad de Yale unos cursos talleres y actividades específicos para potenciar la creatividad en adultos, familias, adolescentes y niños.
El proceso creativo, igual que cualquier ámbito de la actividad humana, está lleno de emociones: frustración al no encontrar la respuesta a un problema, desconcierto ante lo desconocido, ilusión ante nuevos retos y euforia al conseguir el éxito. Desde el Centro Botín defendemos que para conseguir logros creativos es necesario que la persona que pretenda alcanzarlos reúna tres condiciones: por un lado, debe tener convencimiento firme de querer ser creativo y una actitud abierta para contemplar el mundo que le rodea desde distintas perspectivas con interés y receptividad. Por otro lado, debe desarrollar ciertas habilidades que le permitan gestionar las emociones que, inevitablemente, acompañan la labor creativa. Por último, debe comprometerse con el conocimiento, es importante adquirirlo y trabajarlo, así como despertar la curiosidad.
Frente a lo que la mayoría de los estudios de investigación analizan, cómo los distintos estados de ánimo fomentan u obstaculizan la generación de ideas, en el Centro Botín investigamos, como explica Zorana Ivcevic en el artículo que puedes leer aquí cómo las diferentes emociones pueden utilizarse y gestionarse para favorecer la creatividad. Trabajamos, desde un enfoque innovador, en el desarrollo creativo de las personas a través de las artes, apoyándonos en las emociones que éstas producen.
La inteligencia emocional es la capacidad de identificar correctamente las emociones propias y las de los demás y utilizarlas para facilitar la reflexión y la resolución de problemas. Distinguir los matices de las emociones, sus causas y sus posibles consecuencias y gestionarlas nos ayuda a guiar nuestros pensamientos y actos (Mayer, Roberts y Barsade, 2008; Mayer y Salovey, 1997). Las habilidades de inteligencia emocional se pueden enseñar, practicar y desarrollar de modo que todos podemos aprender a utilizar deliberadamente nuestras emociones como apoyo al proceso creativo y conseguir:
La teoría de la inteligencia emocional sostiene que aquellas personas que tienen la habilidad de servirse de sus emociones y comprenden el valor que ejercen los distintos estados de ánimo sobre su rendimiento, son capaces de potenciar su pensamiento creativo y la productividad. (Salovey, Mayer y Caruso, 2002).
El Centro Botín y la universidad de Yale investigan y crean una serie de talleres, cursos y actividades dirigidas a niños, adolescentes, familias y adultos en los que se utiliza el arte como herramienta para potenciar las habilidades de inteligencia emocional y desarrollo de la creatividad. Dentro de las cuatro variables de la inteligencia emocional: percibir las emociones, comprenderlas, utilizarlas y saber regularlas, durante las sesiones se trabajan especialmente la comprensión, el uso y la regulación de las emociones.
El curso se apoya en las artes visuales, a través de las exposiciones del Centro Botín y en las obras de la colección de la Fundación Botín. Se utilizan técnicas como la observación continuada, la visualización, el cambio de perspectiva, el pensamiento asociativo y la reflexión.
Existen muchas conexiones entre las artes, las emociones y la creatividad, empezando por el hecho de que las obras de arte transmiten emociones y son fruto, en sí mismas, de un proceso creativo que recoge las emociones del artista. Como exponen Jessica D. Hoffmann y Zorana Ivcevic en el artículo que puedes consultar aquí, la creación artística puede enseñarnos habilidades como el pensamiento creativo, la resolución de problemas y el desarrollo del pensamiento crítico. Las emociones son fundamentales para conectar con el arte y nos ayudan a percibir el mundo desde otro punto de vista, el del artista.
En el artículo ¿Cómo afecta el Arte a nuestra vida emocional? de Specker y Pelowski que puedes leer aquí, explican algunos de los estudios más recientes sobre la creación artística y las emociones, como el modelo del Espejo del Arte (Tinio, 2013). Este modelo plantea que la creación y la percepción artística tienen un efecto espejo de la una sobre la otra. Aunque el artista no esté presente físicamente, sí está presente en su obra, y es una herramienta de comunicación a través de la cual el artista y el observador comparten una experiencia emocional.
En 2018 en el Centro Botín iniciamos una colaboración con la Fundación IE para analizar la repercusión de nuestra programación de en la capacidad creativa de los visitantes y cómo impacta esto en el desarrollo económico, social y creativo de Cantabria.
El estudio confirma que la creatividad aumenta conforme aumenta la asistencia y participación en exposiciones y actividades culturales. Una vez conocido el efecto de la programación del Centro Botín a nivel grupal, nos quedaba conocer su impacto en la sociedad y saber cómo se mantiene a largo plazo. El Indicador de Creatividad de Cantabria nos permite conocer la situación del sector creativo de la región desde 2015 y pone en evidencia que los niveles de creatividad han aumentado en las mediciones de 2017 y 2019. Este indicador nos permitirá hacer mediciones futuras a medio y largo plazo para conocer y dar seguimiento al cumplimiento de la misión del Centro Botín.
Puedes consultar el artículo de Patricia Gabaldón, investigadora del IE University, donde presenta el Indicador de Creatividad de Cantabria aquí.
En las últimas décadas, se ha investigado y cuestionado el papel de los museos y centros de arte como instrumentos de cambio social y cultural. Se ha demostrado que las actividades artísticas son un medio muy apropiado para trabajar la inteligencia emocional y la creatividad, por eso los centros de arte son lugares con un alto potencial para la innovación y la empatía. Además, son espacios que generan seguridad psicológica y esto favorece la libertad creativa.
Los museos y centros de arte, dado que son plataformas de aprendizaje informales, son espacios ciudadanos excepcionalmente idóneos para que los visitantes imaginen, exploren y experimenten en primera persona el rico patrimonio de la humanidad a través de la creatividad y las emociones. Así lo argumenta Elif M. Gokcigdem, en el artículo Espacio para la empatía y la imaginación creativa que puedes consultar aquí. Además, establece cinco razones por las que los museos son plataformas extraordinarias para potenciar la creatividad:
La programación del Centro Botín se articula en torno a seis artes: artes plásticas, música, teatro, danza, literatura y cine. Cada una de ellas nos emociona e impacta de formas diferentes para trabajar diversas habilidades creativas.
Además, la programación en torno a las artes del Centro Botín junto con el Centro de Inteligencia Emocional de la universidad de Yale, hemos diseñado, desarrollado y evaluado cuatro cursos específicos para promover el aprendizaje de la inteligencia emocional y la creatividad a través de las artes.
Cada curso está dirigido a un público concreto niños, adolescentes, adultos y familias. En cada uno de ellos, se trabajan las cuatro habilidades relacionadas con la inteligencia emocional:
Así mismo, de las tres habilidades del proceso creativo, se trabajan principalmente las dos primeras:
El diseño de los cursos se basa en el “aprendizaje en espiral” que consiste en repetir las técnicas reforzando los conceptos a lo largo del tiempo. La estrategia se centra en potenciar la inteligencia emocional y la creatividad y entre sus objetivos esta cambiar la actitud creadora de los participantes.
Puedes consultar el artículo completo Cursos sobre Arte, emociones y creatividad: un centro de arte en el centro de todo, aquí.
Para entender mejor cómo es la aplicación, desarrollo y análisis de los cursos, vamos a analizar el de adultos:
Dentro de las cuatro variables de la inteligencia emocional: percibir las emociones, comprenderlas, utilizarlas y saber regularlas, durante las sesiones se trabajan especialmente la comprensión, el uso y la regulación de las emociones.
Sobre las tres variables de la creatividad; formulación de problemas, generación de ideas y evaluación de la idea e implementación, se trabaja principalmente la formulación de problemas y la generación de ideas.
El curso se apoya en las artes visuales, en las exposiciones en curso en el Centro Botín y en las obras de la colección de la Fundación Botín. Se utilizan técnicas como la observación continua, la visualización, el cambio de perspectiva, el pensamiento asociativo y la reflexión. Nada esto se explica a los participantes, se practica y repite hasta convertirlo en un hábito.
Resumen de los resultados:
La investigación llevada a cabo por el Centro Botín se ha plasmado en una línea editorial pionera en este campo, que explica de forma accesible y para todos los públicos, los interesantes resultados obtenidos a lo largo de muchos años de investigación, experimentación y análisis. En estas publicaciones han participado expertos nacionales e internacionales del área de la creatividad, las artes y las emociones.
A continuación, puedes descargar las tres publicaciones editadas por el Centro Botín, que son el marco de nuestro fundamento teórico:
En 2012 se publicaron los primeros resultados de las investigaciones relacionadas con la creatividad en: “¡Buenos días creatividad!» Hacia una educación que despierte la capacidad de crear”. Un informe sobre la importancia de la creatividad en la vida cotidiana y en el ámbito educativo, social y familiar.
“Artes y Emociones que potencian la creatividad” fue publicado en 2014. En el informe se analiza el potencial y los beneficios que las artes nos proporcionan. A base de artículos y casos concretos podrás leer cómo las artes visuales, el cine, la danza, la literatura, la música y el teatro nos emocionan y pueden ayudarnos a potenciar nuestra capacidad creativa.
En 2022 se publicó “Artes, emociones y creatividad: investigación, aplicación y resultados”. Un informe que recoge y explica el impacto conseguido en las investigaciones fruto de 10 años de trabajo del Centro Botín, de manera resumida y accesible en 14 artículos.
En el Centro Botín trabajamos para que cada persona que acude a visitar una exposición o participa en nuestras actividades, talleres y cursos, tenga la oportunidad de potenciar su creatividad y mejorar su vida. Nos basamos en las artes y en las emociones que provocan, para despertar la creatividad de los visitantes e impactar positivamente en su bienestar personal.
La programación del Centro Botín va dirigida a todos los públicos: adultos, familias, jóvenes, niños y bebés, a través de seis artes: arte, música, literatura, cine, teatro y danza. A lo largo del año, todos los públicos tienen a su disposición actividades de cada una de las artes en distintos niveles de profundidad e impacto. Aquí puedes consultar la programación actual.
Además, hemos creado, implementado y evaluado en colaboración con la universidad de Yale unos cursos específicos para potenciar la creatividad para adultos, familias, adolescentes y niños.
Aquí puedes consultar la información sobre los próximos cursos.
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