JACOBO CASTELLANO
Jaén, España, 1976
Sin título, 2017
Madera, aceite, cera, acero y cobre
224 x 220 x 31 cm

La práctica de Jacobo Castellano hunde sus raíces en la propia biografía del artista, cuyos orígenes quedaron marcados por los frecuentes viajes que realizó a una vivienda familiar que, a pesar de permanecer durante años sin ocupar, estaba intacta y funcionaba como repositorio de recuerdos familiares, como una especie de cápsula del tiempo. De aquel lugar Castellano fue extrayendo materiales que acabarían formando parte de sus composiciones escultóricas. Ahora, con la propiedad ya vendida, aquella casa sigue desempeñando un papel importante en su obra, pues de ella conserva numerosos objetos y fragmentos arquitectónicos que continúa incorporando a su obra. De ese modo, el acopio se convirtió, de una manera natural, en elemento clave del proceso creativo de este artista.

La creación y el mantenimiento de su colección de objetos y enseres ocupa una parte significativa de su tiempo, unas tareas que lleva a cabo con gran minuciosidad, pues esos objetos se eligen por su cualidad histórica o de evocación, por su origen o por la información «biográfica» que transmiten. La abundancia de juguetes testimonia el peso que el juego desempeñó en su niñez como parte fundamental de su educación. Parecida relevancia tiene la selección de piezas de madera que emplea en su escultura, procedentes de la mencionada propiedad familiar o de muebles antiguos y elementos arquitectónicos adquiridos por el propio Castellano, cuyo origen e historia siempre intenta conocer, algo a su vez esencial para crear sus objetos escultóricos y sus instalaciones. Antes de incorporarse a una escultura, el objeto coleccionado se investiga y analiza, sometiéndose a un tiempo de latencia antes de encontrar acomodo en una composición escultórica. De ese modo, los objetos pueden no utilizarse en muchos años, incluso nunca. Como resultado, cada pieza consta de varios fragmentos históricos, que reubican o transfiguran memorias personales y colectivas que acaban entrelazándose.

Hay en el trabajo de Jacobo Castellano un grado de austeridad formal que remite al Arte Povera italiano sin dejar de expresar, en cierto modo, las raíces andaluzas del artista.