El espacio en el que todo sucede está diáfano porque Martin Creed quería que las personas disfrutarais de lo que sucede en él pero, además, supierais en el lugar en el que os encontráis. Busca constantemente derribar muros y abrir ventanas. A partir de ahí decidió pintar todas las paredes de esta planta, por estrechas que fueran y así conseguir que nuestra percepción de la misma cambiara. De esta manera puedes apreciar, si la recorres con calma, 41 murales diferentes. Algunos de ellos hechos a base de colores y formas geométricas y otros compuestos por palabras. Cada uno de ellos es una obra que sigue una numeración, como todas las anteriores. Si te interesa puedes coger la hoja de sala y ver qué título/número tiene cada uno de ellos.
Los murales geométricos responden a normas como:
• Pintar exactamente el 50% de la superficie de la pared que ocupa el mural.
• Respetar los objetos existentes y para ello interrumpir la pintura al llegar a ellos.
• No repetir colores.
Aquellos formados por palabras tienen orígenes diversos. Por ejemplos, la palabra SÍ/YES en contraposición al NO que surge habitualmente en la mente de Martin Creed al escuchar peticiones concretas. O la palabra REFUGIADOS, que invade una de las paredes con la intención de que seamos conscientes de que en todos los países hay refugiados y que todos, a veces, podemos ser refugiados cuando huimos de algo y vamos en busca de un hogar.